Haced discípulos, desatando burritos
Después de aceptar el llamado de Dios para servirle y haber superado las pruebas del fuego divino, como entrenamientos indispensables para cumplir sus misiones, los soldados aprobados reciben su titulación de siervos inútiles, aunque con la confirmación divina de ser apóstoles, profetas, pastores, evangelistas, maestros o de algún otro ministerio, mediante visiones, sueños, profecías o por imposición de manos, de alguna de las autoridades espirituales ungidas o de algún presbiterio, unido en un mismo espíritu y doctrina.
Todos los profetas, reyes, jueces o apóstoles que han sido usados por el Espíritu Santo, fueron primeramente confirmados por Él para enviarles con su respaldo, que es la credencial de ser embajadores del Rey eterno e imprime el carisma de los dones y de la especialidad ministerial, para que se centren y ciñan a ella, salvo las excepcionalidades que determine la cabeza gobernante, es decir Cristo mismo. Algunos pocos, han tenido el escaso privilegio de recibir dicha confirmación directamente del Altísimo, como Enoc, Noé, Abraham, Moisés y otros profetas, además de todos los primeros apóstoles, pues caminaron al lado del Maestro, a los cuales añadió a Pablo con intervención totalmente directa y personal suya, pero la mayoría del resto hemos sido sellados, divinamente, a través de palabras y manos ungidas de pastores, profetas o apóstoles, generalmente de la congregación que nos cubre, de igual manera que lo hacemos nosotros con nuestros discípulos, teniendo la misma autoridad delegada y similar inspiración del beneplácito divino para hacerlo, pues en todos los casos es el Señor quien tiene el único derecho a escoger su gabinete ministerial y solamente son suyos los ministros que confirma, así como le pertenecen todas las almas de su iglesia.
Después de profetizarle a Pedro, que le negaría tres veces antes que cantara el gallo en esa misma noche, Jesucristo le dijo: Lucas 22:31-32. 31Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; 32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. Cuando recuperes mi camino, regresando al punto donde lo abandonaste, completamente arrepentido y renovado en mi Espíritu, entonces también recuperarás mi autoridad para que seas como yo, apóstol de apóstoles y pastor de pastores, con el fin de que puedas confirmarlos como tales, o según los ministerios que te sean revelados por mí, dejándole en la posición de ser dirigente principal de la iglesia, con el abundamiento de haber sido a él a quién le había dado las llaves del reino.
El apóstol Pablo, que recibió una doble unción de manera directa del Altísimo, tuvo que comenzar su ministerio siendo ministrado con la imposición de manos del discípulo Ananías, quien oró por él para que recobrara la vista y experimentara el bautismo del Espíritu Santo, después de haber escuchado a Jesús, en visión, que lo hiciera, según lo leemos en Hechos 9/10-12 y 15-18.10Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor.11Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, 12y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; 16porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. 17Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. 18Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado.
Para mayor abundamiento, conducido de las manos de Bernabé, que era discípulo de los otros apóstoles y le había conocido en Jerusalén cuando buscó entroncarse con ellos, para servir mejor a la iglesia, el apóstol Pablo fue presentado en su núcleo apostólico, profético y ministerial, que era el presbiterio principal, donde fue confirmado por ellos, como dice Hechos 13:1-3.1Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.2Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.3Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.
Según fue creciendo en la fe y multiplicando su ministerio, Pablo fundó muchísimas nuevas iglesias, confirmando también a muchos de sus discípulos en diferentes cometidos, cumpliendo con la extensión de la red santa del evangelio, tejida con muchos nudos de tres dobleces, simbolizando siempre el formar parejas de ministros, pues habían recibido la orden de ir siempre dos juntos, además de la compañía inseparable del tercero, que es Cristo mismo, para cumplir su promesa de estar con ellos todos los días hasta el fin del mundo, con la cual seguir pescando almas y en mayor número, al hacerse cada vez más grande, pues así lo cuenta Hechos 18:22-23 22Habiendo arribado a Cesárea, subió para saludar a la iglesia, y luego descendió a Antioquía. 23Y después de estar allí algún tiempo, salió, recorriendo por orden la región de Galacia y de Frigia, confirmando a todos los discípulos.
Como nunca se debe parar el crecimiento y multiplicación de la iglesia, hasta que Cristo diga basta, las generaciones de discípulos de Pablo también recibieron la autoridad y responsabilidad, si eran fieles, aptos e idóneos, para confirmar a otros que igualmente lo sean, en el propósito de extender el evangelio por toda la tierra, colaborando con el Espíritu Santo para que añada cada día, a su familia, los que han de ser salvos, lo cual encomienda el apóstol a su predilecto discípulo, según lo dice en 1ª Tesalonicenses 3:2. y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el evangelio de Cristo, para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe.
Los que somos abuelos, experimentamos un renuevo de paternidad en nuestros nietos y nos deleitamos con ellos, en la frescura del amor que sentimos al tener nuestros hijos, renovándonos con sus alegrías y dulzuras, rejuveneciendo al ayudar a sus padres a criarlos, lo cual es muy comparable con la procreación de numerosos discípulos, que nos presentan como sus hijos espirituales quienes lo son nuestros, pudiendo llegar a ser mucho más longevos que biológicamente, no en el cronos, sino en el kayros divino, como requetatarabuelos, si la multiplicación se produce en la libertad creadora del Espíritu Santo. Oremos ardientemente para que no se pare esta gloriosa fertilidad divina y podamos ser una parte importante del inmenso número de estrellas vivientes, que somos los descendientes por la fe de Abraham, en cumplimiento de la promesa que recibió de Jhavhe, para que confirme la obra de nuestras manos como alfareros de discípulos y también en las de estos, con las cuales puedan darnos muchos nietos espirituales y así sucesivamente, llenando la faz de la tierra con ellos y, entrañablemente unidos, confesemos el nombre de Jesucristo a todos sus habitantes, salvando a aquellos que nos han sido concedidos por la presciencia divina, utilizando la oración del Salmo 90:16-17. 16Aparezca en tus siervos tu obra,
Y tu gloria sobre sus hijos.
17 Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros,
Y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros;
Sí, la obra de nuestras manos confirma.
Una vez probados y confirmados ¿Qué debemos hacer con nuestros discípulos? ¿Amontonarlos en enramadas religiosas? ¿Congestionar pequeños territorios con ellos, como si tuvieran que estar reconvirtiéndose constantemente, o enviarlos a poblaciones inmensas que no tienen al Señor y están perdidas? ¿Acaso ignoramos cuál es la gran comisión, dada por el Señor antes de ascender a los cielos, como anhelo principal de su corazón, que es obtener abundante fruto de su total sacrificio y consiste en salvar al mayor número de almas, pues no murió por unos pocos, para que vivan en clubs religiosos, deleitándose en su salvación, sino por todos los seres humanos? Él dijo a todos sus discípulos, con su autoridad absoluta, en un claro imperativo de ordeno y mando, las palabras escritas en Marcos 16:15-16.15Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.
Algunos obedecieron muy diligentemente pero la mayoría tuvo que ser empujado, casi a patadas, por medio de las persecuciones, empezando por Jerusalén, luego Judea, Samaria y así hasta lo último de la tierra, inseminando con sus vidas todas las naciones, continuando el cumplimiento de la parábola del labrador y sembrador que Cristo predicó y puso en práctica, como pionero fundador de su iglesia, según está escrito en Mateo 13:1-23, recorriendo todas las ciudades y aldeas, predicando en sinagogas y también por las calles, plazas, campos y montes, además de hacerlo en muchas casas familiares, como dice Mateo 9:35, lo contrario que hacen la mayoría de los pastores y ministros actuales, que predican únicamente en los púlpitos de sus iglesias y, si acaso, en mítines y conferencias, casi siempre a pocos inconversos y a los mismos convertidos, entreteniéndolos y engordándoles, para que no se les ocurra moverse de sus bancas eclesiásticas, porque tienen que seguir dando lana y leche, olvidando que esta última cesa si no hay partos. ¿Acaso no somos como la sangre de Cristo, que hemos recibido para circular constantemente, moviéndonos enérgicamente, en busca de hacer transfusiones a los que viven desangrados por los pecados y las heridas diabólicas, en grave peligro de muerte eterna? Jesucristo siguió el impulso de no afincarse en ningún sitio terrenal y ser un infatigable caminante, para entrar por muchas puertas con su salvación, según Él mismo dijo con las palabras escritas en Lucas 4:42-43. 42Cuando ya era de día, salió y se fue a un lugar desierto; y la gente le buscaba, y llegando a donde estaba, le detenían para que no se fuera de ellos. 43Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado.
Compungido de compasión por los que se pierden y también al ver a muchos de sus hijos redimidos sin la protección del manto, la vara y el cayado pastorales, raquíticos por falta de pan espiritual, acobardados, enfermos, cubiertos de cenizas por muchas tristezas y soledades, sufriendo miserias económicas e injusticias crueles, sin tener santos sanadores, justos proveedores, verdaderos padres espirituales y amigos, sigue Cristo llorando a la derecha del Padre, intercediendo día y noche para que envíe obreros a la mies, anhelando que nos unamos a él en su súplica, pero también cumpliendo su deseo de ir donde nos quiera llevar y de enviar a muchos discípulos a los lugares que desee alcanzar con ellos, pues así hizo con los suyos, lo cual leemos en Mateo 10:5-13, confirmando la declaración que le dio al Padre, cuando clamó por todos sus hijos, tanto los ya nacidos como aquellos que nacerían después, hasta el final de dicha procreación, con las palabras de Juan 17:18. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo
Hasta setenta de sus discípulos envió Jesucristo de un golpe, según lo dice Lucas 10/1, para que le abrieran camino anunciándole, igual que hemos de hacer todos nosotros, si realmente ardemos por confesar su nombre a todos los seres humanos para que puedan ser salvados por Él, porque no hay ninguna otra cosa que pueda acercarse, ni de lejos, a ser tan importante como salvar almas. ¿Podemos imaginar a un ser querido cayendo en el Seol, después de morir? ¡Nos horrorizaríamos solo con pensarlo! ¿Pero realmente hacemos todo lo posible por ayudarles a caminar hacia el cielo, para que no terminen así sus vidas? ¿Qué sucedería si cada día, al hacer examen de conciencia y cerrarlo con las oraciones anteriores a rendirnos al sueño, nos abriera los ojos el Espíritu Santo y viéramos los cientos de miles de almas que son arrojadas, como escombros humanos, en terroríficas cascadas de llantos y gritos, arrastradas por los demonios hasta el Hades? Jesús bajó a lo más profundo de ese averno, para que nadie tuviera excusa de no conocerle ni oírle y subir victorioso, con las llaves de la muerte y de dicho infierno preliminar, pero ya no volverá a hacerlo, pues todos los habitantes del planeta pueden conocerlo y oírlo por nuestras bocas. Porque Cristo sí conoce bien ese destino de los perdidos sufre inmensamente, pues no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento, para lo cual nos ha escogido, con el fin de llamarles a que lo hagan. Con esa carga en su corazón, después de resucitar el Señor se apareció a todos sus apóstoles, que estaban reunidos por miedo a los judíos, y les dijo las palabras citadas en Juan 20:21. Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.
Pedro tuvo una visión celestial que le reveló la extensión de la salvación a los gentiles y obedeció yendo a Cesárea la Marítima, donde se convirtió el centurión Cornelio y toda la gente que estaba con él, produciéndose una ramificación de la iglesia con grandes dimensiones, aunque inescrutable para nosotros, pues solo Dios conoce todas las venas y capilares de su recorrido, que seguramente continua en nuestro tiempo y de la cual podríamos formar parte algunos de nosotros, según lo explica Hechos de los Apóstoles 10:10-48. Seamos como salvavidas en todos los mares del mundo y enviemos a todos los discípulos que podamos, para que sean salvadores de muchas almas, pues nos esperan muy diversas y grandes pescas de seres eternos, más abundantes que las de peces hechas por Jesucristo, descritas en Lucas 5:1-11 y Juan 21:5-8, que fueron milagrosas y simbolizan a las que hacían sus discípulos como pescadores de personas, porque le ha agradado a Dios salvarlas por la locura de la predicación y no por la razón humana, para humillarla, pues no la usaron en descubrir la sabiduría divina, según lo explica en 1ª Corintios 1:12, necesitando, para poder hacerlo, muchos locos de amor por Dios y el prójimo, contagiados de la incomprensible heroicidad de Cristo, que caminen, corran y hasta vuelen velozmente, siempre calzados con el apresto del evangelio del Señor, pues solo eso deben predicar, como botas militares que completan su armadura espiritual de soldados del Salvador, en obediencia castrense a Efesios 6:15, formando parte de los escuadrones de pies lindos, pues así los llama Dios en Isaías 52:7.- ¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina! Solo lo haremos fielmente si tenemos la misma convicción de dicho deber sagrado, con juramento santo bajo pena de muerte, que tenía Pablo, con la cual dijo las palabras de 1ª Corintios 9:15-17. 5Pero yo de nada de esto me he aprovechado, ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo; porque prefiero morir, antes que nadie desvanezca esta mi gloria. 16Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! 17Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada.
Dice el Talmud: “El que salva a un hombre salva el mundo”, primero porque vale más que él, pues tiene eternidad, mientras que la creación material es temporal y perecedera; segundo porque tiene un código genético que conserva la información de muchos millones de sus ancestros y debe pasarla a sus descendientes naturales; tercero y fundamentalmente porque, agradecido por haber sido salvado tendrá un gran comezón por salvar a muchos , pudiendo sumarse a todos, salvadores y salvados, para cambiar sociedades humanas enteras y, con la Omnipotente y fiel ayuda de Dios, completar el plan mesiánico de conquistar toda la tierra y establecer el reino milenial de Cristo en ella, lo cual nos debe dar la pasión inagotable de sembrar el evangelio y muchas vidas con él para hacerlo, obedeciendo a Eclesiastés 11:6. Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno.
¿Tendrá el Espíritu Santo que enviar misioneros haciendo traslaciones sobrenaturales?, como la que hizo con Felipe para hacerle regresar de salvar al eunuco etíope, que después produjo una gran multiplicación de redimidos, al llegar a su país, según lo leemos en Hechos 8:26-40, porque muchos se instalan en los lugares donde cumplen una misión, formando sus pirámides religiosas, pues siendo evangelistas se aferran a sus éxitos y, complaciéndose en dominar a los redimidos, que lo fueron gracias al respaldo divino a sus dones, se metamorfosean por su cuenta haciéndose pastores o apóstoles, abandonando el don y ministerio que eran verdaderos, sin darse cuenta del gran privilegio que tenían, pues durante su vida podrían llevar a los pies de Cristo a millones de almas, aunque sean otros quienes las cosechen, mientras que un pastor solo puede pastorear bien a unas pocas, sin ánimo de exaltar a unos y menospreciar a otros, pues todos son miembros del mismo cuerpo y tienen en él máxima relevancia. ¿Acaso no vemos que ha llegado el tiempo de las siegas finales? Tengamos los ojos de Cristo y miremos con ellos, obedeciendo su llamado apremiante, que repite incansablemente en sus palabras de Juan 4:35. ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.
Todos los días del año hay fiestas de cosechas en algunas partes del mundo, pues la redonda tierra, con sus constantes giros, tiene todas las temporadas continuamente, siendo las conmemoraciones populares de mayor regocijo, hasta llegar a paroxismos de derroches y desenfrenos, para celebrar recogidas de productos materiales que pronto perecerán, ¿Cuánto más nos regocijaremos cuando recogemos las almas salvadas, como frutos de nuestras siembras evangelísticas, que son imperecederas y se añaden a la familia de Dios, para ser nuestros hermanos en Cristo? Es cierto que las siembras espirituales requieren muchos más sacrificios y mayores sufrimientos que las naturales, pero la alegría de sus cosechas no tiene ninguna comparación con las otras, pues manifiesta el gozo puro de Cristo, según promete el Salmo 126:5-6. 5Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. 6 Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
Si nos comiera el corazón la ansiedad de salvar almas, clamaríamos con gemidos al Señor y nos revelaría las muchas puertas que nos tiene abiertas, para entrar por ellas y convertir a quienes guardan, o recibiendo las fuerzas de Sansón para arrancarlas de cuajo, como hizo con las de Gaza, dejándoles a la intemperie, pues las llevó sobre sus hombros hasta la cumbre del monte que está delante de Hebrón. Así dejaríamos paso a los valientes del Señor, a gente santa, guardadora de verdades, cumpliendo el mandato de Isaías 26:2, a semejanza del apóstol Pablo que decide ampliar su tiempo en Éfeso, porque el Señor le había abierto una puerta grande y eficaz allí, aunque con la oposición de muchos adversarios, según lo cuenta en 1ª Corintios 16:8-9, dejando establecida una de las iglesias más relevantes de su ministerio. Obedezcamos al desafío del Señor, que nos da en Isaías 62:10-11.10 Pasad, pasad por las puertas; barred el camino al pueblo; allanad, allanad la calzada, quitad las piedras, alzad pendón a los pueblos. 11 He aquí que Jehová hizo oír hasta lo último de la tierra: Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él su obra.
Arrancar puertas diabólicas y quitar a sus malignos porteros, para poner la perla de Cristo como entrada de los hogares y al Espíritu Santo de guardián permanente, además de colocar a sus ministros de nuevos porteros y mezuzás vivientes, es el cambio total de cada conquista, destruyendo la bandera de la muerte, que pone Satanás en sus reinos, para dejar colocada en su lugar, pero mucho más alta, la que da vida eterna, es decir Jhavhe Nishi, pues solo Él es nuestro estandarte, causando terror a los enemigos circundantes pero siendo Faro de salvación para muchas personas, desorientadas o completamente perdidas en las oscuridades anteriores, que correrán hacia Él, atraídos por su amorosa y poderosa luz. ¿No es eso parte del bendito y milagroso trabajo, que nos da como premio el Señor, al participar de su compasión por los necesitados?, al cual denomina ser reparadores de portillos, simbolizando en ellos a discípulos transformados en puertecillas de salvación, que desembocan inmediatamente en la puerta de Cristo, según lo dice en Isaías 58:12.-Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar.
Enviemos a muchos discípulos y vayamos también nosotros a predicar las verdades eternas de la sabiduría de Dios, por las casas, calles, plazas, montes y valles, llamando a todas las puertas que podamos, respondiendo obedientemente al desafío de Proverbios 8:1-7.
1 ¿No clama la sabiduría,
Y da su voz la inteligencia?
2 En las alturas junto al camino,
A las encrucijadas de las veredas se para;
3 En el lugar de las puertas, a la entrada de la ciudad,
A la entrada de las puertas da voces:
4 Oh hombres, a vosotros clamo;
Dirijo mi voz a los hijos de los hombres.
5 Entended, oh simples, discreción;
Y vosotros, necios, entrad en cordura.
6 Oíd, porque hablaré cosas excelentes,
Y abriré mis labios para cosas rectas.
7 Porque mi boca hablará verdad,
Y la impiedad abominan mis labios.
¿Acaso nos avergonzaremos del evangelio porque aumentan los paganismos, con sus burlas soeces e incluso violencias verbales y agresiones, leves o graves, cada vez más incontrolables, por causa del desmoronamiento mundial de los principios y valores bíblicos? ¡Ay de nosotros si nos enfriamos al aumentarse la maldad! Pues esto les pasará a muchos, como lo profetizó Cristo y está escrito en Mateo 24:12, porque la insensatez de las vírgenes sin aceite cegará sus almas y dejarán de iluminar a otros. Por lo tanto no permitamos que tal decadencia nos alcance, afirmándonos en la obediencia a esta exhortación, dada en 2ª Timoteo 1:8. Seamos conscientes que pronto se terminará el tiempo de gracia, concedido por el Padre para que las almas acepten la salvación de su hijo Jesucristo y, si no han tenido la oportunidad de conocerle, ¿Cómo podrán recibirlo en sus corazones? Miles de millones de personas están en medio de tinieblas diabólicas, sin que brille junto a ellos ninguna estrella mensajera con la luz de Cristo y Pablo nos sigue exhortando a ir en su busca con Romanos 10:13-15. 13porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. 14¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? 15¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!
Terremotos, guerras, pestes y hambrunas aumentan cada día en nuestro tiempo, dándonos más oportunidades extraordinarias y únicas para salvar a multitudes, utilizando las riquezas injustas, que son los dineros, para hacerlo, como Cristo lo mandó personalmente y está escrito en Lucas 16/9, dando de comer a los hambrientos y cubriendo sus necesidades básicas, que son indispensables para la supervivencia humana, además de predicarles a Cristo y así podremos tener enormes cosechas de personas agradecidas al Señor y a nosotros, porque para muchísimas de ellas cada día se vuelve demasiado tarde.
Obedezcamos el desafío de evangelizar a destajo y encendamos a nuestros discípulos con la misma pasión de hacerlo, como exhorta Pablo a su pupilo en 2ª Timoteo 4:1-5. 1Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, 2que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 5Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.
¿Acaso puede haber alguien que pretenda estar exento de dicho servicio militar, alegando cualquiera de las miles de excusas carnales o religiosas que se le ocurran? Solo las personas que se encuentren en coma pueden tener dicha exención, pues evangelizar debe ser la primera manifestación testimonial, de quienes han aceptado a Cristo como Salvador y nacieron de nuevo por su Espíritu Santo, pero aquellas que dicen Señor, Señor y sin embargo están enmudecidas ante sus semejantes, por muchas prácticas religiosas cristianas que realicen, serán consideradas simpatizantes, convencidas si acaso, pero no verdaderamente convertidas. Los primeros discípulos, aún mientras huían para salvar sus vidas, siendo esparcidos por todas partes, como leemos en Hechos 8:9, no callaban y a donde iban anunciaban el evangelio, según lo testifica Hechos 8:4. Evangelicemos con ardor explosivo, individualmente, a solas con cada persona, pues muchas de ellas pueden sentirse cohibidas frente a testigos inoportunos o contrarios, especialmente si son familiares; hagámoslo también en células familiares, por las casas, porque así hacían diariamente los primeros discípulos, según se puede leer en Hechos 5:42, deseando que no lleguemos ningún día al descanso nocturno sin haber salvado un alma o al menos haberlo intentado con pasión, dando fogoso testimonio de Cristo, desahogando nuestro celo santo al hacerlo y quedando esperanzados de cosecharlas prontamente, convenciendo a los que dudan y arrebatando del fuego a quienes están quemándose, como manda Judas 22 y 23, rescatando también a discípulos perdidos, que habiendo sido redimidos se volvieron hijos pródigos, teniendo el privilegio de hacer lo escrito en Santiago 5:19-20.- 9Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, 20sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados
O.R.O.P. son las siglas de uno de nuestros ministerios, que significan Operación Rescate Ovejas Perdidas, pues el Buen Pastor está siempre dispuesto a dejar noventa y nueve de sus ovejas en el redil o en el desierto, si teniendo cien se ha extraviado una sola de ellas, recorriendo todos los zarzales, barrancos, cuevas o trampas, que sean sus posibles paraderos, sin desistir hasta no encontrarla y, poniéndola sobre sus hombros, retornarla al rebaño, haciendo gran fiesta por ello, como lo dice Cristo en sus palabras de Mateo 18:10-14 y Lucas15:4-7.
Engendremos evangelistas entre nuestros discípulos, lo cual solamente podremos hacer si nosotros lo somos, para que nos gocemos al decir de ellos las palabras de 1ª Tesalonicenses 1:6-9. 6Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo, 7de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído.8Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada; 9porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero.
Si cien norteamericanos, llenos del Espíritu Santo, hubieran ido a Irak como misioneros hace cincuenta años, dispuestos a morir por sus habitantes, compartiéndolo todo con ellos, teniendo el apoyo logístico, financiero y de intercesión de unas o varias iglesias madres, en lugar de ir a satisfacer su codicia, de petróleo y de muchos otros negocios e intereses políticos y militares, casi seguro que no habrían tenido después la tragedia de morir miles de sus soldados y de matar a muchos más iraquíes, perdiendo sus vidas maléficamente por no haberlas dado amorosamente, pues habrían transformado el país, al multiplicarse en cientos de miles de discípulos de Cristo.
Millones de misioneros ha enviado el comunismo por todo el mundo, para extender uno de los mayores engaños del diablo y de los más letales, pero han estado dispuestos a morir por su causa perdida y una inmensa multitud de ellos se han dejado matar por defenderla. ¿Por el único ideal que es perfecto y será triunfante contra toda oposición, pues ya está absolutamente afianzado por Cristo, no estaremos dispuestos a sacrificarnos quienes nos sentimos hijos suyos?
Ensanchemos los campamentos de las tribus de Cristo desclavando sus estacas, para clavarlas más lejos cada vez y alarguemos sus cuerdas de amor, para sujetar los tabernáculos de todos nuestros nuevos sacerdotes y levitas, obedeciendo las palabras dadas en Isaías 54:2-3. 2Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas. 3 Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia heredará naciones, y habitará las ciudades asoladas.
F. Lincigme dijo: “Dios nunca ha tenido el propósito de que su iglesia sea un refrigerador para conservar la piedad de los fieles, sino una incubadora de nuevos convertidos”, que han debido ser alumbrados por úteros evangelísticos, pues siempre están en celo de embarazos, ávidos de maternidad divina a través suyo. Echemos la hoz sin descanso, símbolo de la palabra de Dios, porque la mies está madura, como dice Joel 3:13. Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos.
Espantado el profeta Isaías, por haber visto a Dios sentado en su trono, se sintió inmundo de labios, como lo somos todos los hombres, y pensó que caería muerto, pero un serafín tomó un carbón encendido del altar y tocó su boca, diciéndole que era purificado de su culpa; después, oyó al Señor que decía: ¿A quién enviaré y quién irá por nosotros? Entonces respondió: heme aquí, envíame a mí, según lo podemos leer en Isaías 6:1-8, recibiendo la comisión de ser enviado por Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, pues se preguntaron juntos qué embajador enviarían, para dar aviso a su pueblo escogido del juicio que harían caer sobre él, si no se arrepentía de sus malos caminos. Hoy, probablemente más que nunca en toda la historia humana, estamos a las puertas del mayor juicio de Dios, que ya ha empezado por su casa, tanto la natural, que es Israel, como la espiritual, formada por su iglesia, desatando una muy fuerte aflicción de Jacob, con un incremento del antisemitismo mundial, tan feroz, que juntará a todas las naciones contra Israel, para que deje de confiar en sí mismo y tenga verdadera fe en Dios, lo cual hará el remanente que sobrevivirá a dicho juicio, reconociendo a Jesucristo como el único y verdadero Mesías, dando paso, como santo relevo en el altar de sacrificio, a la mayor persecución de la Iglesia, por resistirse a participar en este intento de genocidio total a los israelitas y rechazar el sistema del llamado nuevo orden mundial, además de no dejarse poner el 666 sobre la frente y su muñeca, que es la señal de su Bestia, denominada la Gran Tribulación, que nos responsabiliza con motivos más que suficientes, si tenemos el oído afinado espiritualmente, para escuchar la misma pregunta divina: ¿A quién enviaremos? Yo digo cada día lo mismo que Isaías: ¡Heme aquí, envíame donde quieras, porque siervo tuyo soy! ¿Tu qué respondes? A mis discípulos les haré la misma pregunta una y otra vez, como mensajero divino y espero que la mayoría de ellos respondan afirmativamente. ¡Díselo también a los tuyos, en lugar de tenerlos como advenedizos y envíalos!
Actualmente vivimos una marcha verde continua de misioneros del Islam, que siguen invadiendo Europa y no cesan de hacer su Yihad, la cual llaman guerra santa, en su endemoniado fanatismo, pero lo hacen con tanto espíritu de sacrificio al enfrentar la muerte con descaro, que atraen cada vez más a quienes quieren salir del ostracismo religioso, el imán poderoso de una idílica heroicidad, completamente fantasmagórica. ¿No seremos los hijos del verdadero y único Dios más intrépidos que ellos, para ir a conquistarles, llevando la sangre de Cristo en nuestras frentes? Que digamos entre las naciones que Cristo reina, cumpliendo el mandato del Salmo 96:10, blandiendo la espada de su palabra, sin dar ninguna tregua al enemigo y circuncidando con ella gran número de prepucios, de los corazones ya designados por el Señor, pues están esperándonos con el pecho abierto, obedeciendo lo escrito en Filipenses 1:27-28. Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, y en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, mas para vosotros de salvación; y esto de Dios.
Alguno de los lugares más especiales, para predicar el evangelio, son los centros penitenciarios, pues parecen piscifactorías abarrotadas de peces humanos, de todas las especies y géneros, donde sobreabunda la gracia de Dios porque abundó el pecado en ellos, estando allí aseguradas, casi siempre, grandes redadas, pues cuentan con mucho tiempo libre para reflexionar y escuchar, están deseando que algo rompa las rutinas implacables que los aburren y amargan, sus almas están quebrantadas y tienen los cuerpos debilitados, además de cargar con insoportables pesos de culpa en sus conciencias, profundas tristezas y añoranzas, sobre todo familiares y, en muchos casos, con depresiones tan hondas que han tocado fondo y piensan, desesperanzados, que ya no tienen nada más que perder, abriendo sus bocas fácilmente para morder el anzuelo del amor de Cristo y entrando dócilmente en sus redes, porque no tienen otra opción mejor y nada les cuesta probar este santo Cebo, al ser totalmente gratuito. Así, tenemos grandes congregaciones en las cárceles, con hermanos regenerados que las van transformando diariamente, al seguir pescando muy fervientemente a sus antiguos colegas del mal, cumpliendo también, con este glorioso ministerio carcelario, los deseos del Señor de visitarle en dichas prisiones, porque así lo hacemos cuando visitamos a los presos, por lo cual nos dará la enhorabuena, cuando estemos a su derecha en el juicio que hará a todas las naciones, pero a quienes no le visiten les pondrá a su izquierda, tratándoles como a cabras y arrojándoles al fuego del infierno, según lo advierte con sus palabras en Mateo 25:31-46.
Para este valiente y victorioso cometido, debemos ir llenos del aceite de la unción del Espíritu Santo, porque vamos como corderos en medio de lobos, según lo avisó el Señor al enviar a sus discípulos y está escrito en Lucas 10:3, necesitando su poder para cerrar sus bocas y atar sus patas desgarradoras, expulsando los demonios a nuestros pasos de avanzada y liberando a sus cautivos. De la misma manera, necesitamos los dones sobrenaturales divinos para sanar a los enfermo, físicos y del alma, pues debemos cumplir con las condiciones ordenadas por el Señor al enviarnos, en parte especificadas en Lucas 10:8-9. 8En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante; 9y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios. Gracias a las obras misioneras de los discípulos de Cristo se terminó el canibalismo en muchos países, la esclavitud humana fue abolida y las mujeres han sido emancipadas para ser respetadas como coherederas de la gracia divina, junto con los hombres y son inmensos los beneficios derramados por ellos en toda la tierra, pero aún queda mucho por hacer.
¿Cómo haremos las mismas cosas y aún mayores que las hechas por Cristo, según lo afirma en Juan 14.2 Además, ¿Qué produce más fruto de almas cosechadas, empacharlas con sermones religiosos o demostrarles la potencia sobrenatural, de las verdades vivas del Verbo de Dios en acción? En 1ª de Corintios 4:20, está escrito que el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder. Aunque prediquemos el evangelio más puro, si no va acompañado de las señales que demuestran su divinidad, siempre se quedará cojo, tuerto y manco, pues Dios demanda fe y obras a sus hijos, lo cual implica que Él no va a ser menos en cumplirlo, dejando bien claro, en Marcos 16:17, que les seguirán prodigios, milagros y maravillas divinas, a quienes prediquen con fe el evangelio de Cristo, porque serán el sello santo y confirmador de su omnipotente procedencia, multiplicando grandemente la eficacia del mismo, convirtiendo a mayor número, como bien lo dice el apóstol Pablo en Romanos 15:18-21. 18Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, 19con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo. 20Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno, 21sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; Y los que nunca han oído de él, entenderán
¿Cuándo creeremos verdaderamente que las puertas del Hades no pueden prevalecer contra la iglesia de Cristo? ¿Cómo entenderemos, por fin, que solamente hemos de dejarnos llevar por el viento del Espíritu Santo, para ir de victoria en victoria, de triunfo en triunfo, de poder en poder y de gloria en gloria? ¡OH, si la iglesia saliera de su crisálida religiosa y volara en el aliento de Cristo! ¿Quién podría pararla si avanzara, saliendo fuera del campamento, como ejércitos conquistadores, capitaneados por Aquel que venció a Satanás y a sus huestes de maldad? ¿Si el reino del maligno ya está derrotado, por qué prevalece y sigue extendiéndose diariamente? Porque las iglesias, en su mayoría, no tienen valientes que intrépidamente recojan con Cristo el botín de almas ganadas con su victoria, sino que las desparraman por su cobardía, como advierten sus palabras escritas en Mateo 12:30. El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.
Deberíamos estar fundando pueblos y ciudades, con ciudadanos santificados como gobernantes y gobernados, escuelas, hospitales, empresas y todas las áreas necesarias que forman juntas una sola iglesia, estableciendo el reino de Dios y su justicia, como ejemplo y anticipo del que dominará sobre toda la tierra, con Cristo como Rey eterno, haciendo realidad el plan de Dios, que es redimir y restaurar su mundo caído, según sus palabras del Salmo 107:35-38.
35Vuelve el desierto en estanques de aguas,
Y la tierra seca en manantiales.
36 Allí establece a los hambrientos,
Y fundan ciudad en donde vivir.
37 Siembran campos, y plantan viñas,
Y rinden abundante fruto.
38 Los bendice, y se multiplican en gran manera;
Y no disminuye su ganado.
A quienes renuncian a casas y bienes e incluso a sus familiares si fuera preciso, el Señor les da ciudades a cambio, como contesta a sus discípulos cuando le preguntan que tendrán, pues habían renunciado a todo por Él, diciéndoles que cien veces más aquí y la vida eterna, conforme a sus palabras escritas en Mateo 19:27-29. Oremos por los discípulos para que se multiplique el aceite del Espíritu Santo en sus corazones y una vez llenos del amor de Dios, sean puestos a parte, para enviarles a cumplir sus ministerios por todo el mundo, como fieles valientes de Cristo, porque solo los grandes amores producen héroes y grandes hazañas. Napoleón, con sabiduría teórica dijo: “Hay solo dos poderes en el mundo, la espada y el espíritu, pero a la larga siempre el último vencerá a la primera”: ¡Nosotros tenemos las dos cosas a la vez y son invencibles, porque ambas son Dios mismo!
Es un continuo sufrimiento ver las muchas y muy grandes puertas que nos tiene abiertas el Señor y no tener piernas para traspasarlas, pues la iglesia está llena de paralíticos, que van de las sillas de cuatro ruedas de sus autos a los sillones fijos de sus congregaciones, mientras que millones de almas se retuercen de sufrimientos e injusticias en este perro mundo, entre las cuales muchas ya son hermanas nuestras, pues también padecen hambre y sed, miseria y desnudez, persecución y violencia. ¿No vamos a reaccionar en amor solidario por su causa, que es de urgencia vital? Hay muchos gemidos y gritos de personas que buscan clemencia, porque están quebrantadas por las consecuencias de sus pecados y de las injusticias de otros, entre las cuales están la mayoría de los israelitas de la actualidad, con angustia creciente, llegando al trono de la gracia de Dios, conmoviéndole y urgiéndole a enviar socorristas y libertadores, como dice en Nehemías 9:27. Entonces los entregaste en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron. Pero en el tiempo de su tribulación clamaron a ti, y tú desde los cielos los oíste; y según tu gran misericordia les enviaste libertadores para que los salvasen de mano de sus enemigos.
Ahora tenemos tremendas oportunidades para poner en práctica estas compasivas acciones, pues vemos las guerras cronificadas, en Siria, Ucrania, Afganistán, Irak, Palestina, Israel, Líbano, Libia, Nigeria, Mali, Paquistán, India y muchos más frentes bélicos que se abrirán pronto, además de contemplar la extensión veloz de una violencia bestial por todo el planeta, donde solamente los auténticos hijos de Dios podemos ser la sal que la paralice y destruya, estableciendo en su lugar paz, seguridad y justicia verdaderas.
Espero que pronto podamos enviar misioneros a muchos más países, entre los cuales tenemos prioridad de ir a Etiopía, donde nos esperan hermanos y ministerios con las manos abiertas para abrazarnos, pero también necesitadas de recibir nuestros auxilios, quizá anticipándonos a la profecía que concede a los discípulos egipcios el privilegio de ser enviados allí, como instrumentos del Espíritu Santo, para derramarlo sobre sus habitantes, según lo dice en Salmo 68:31.- En cualquier caso, que tengamos el honor de poder decir al final de nuestras vidas lo mismo que dijo el apóstol Pablo, con sus palabras escritas en Hechos 26:19-20, que no hemos sido infieles a la visión celestial, del reino de los cielos, habiéndolo presentado con denuedo y sacrificio donde hayamos sido enviados por nuestro Rey, dándole cuentas del cumplimiento total de sus órdenes, por haber terminado la obra que nos encomendó, como Jesús nos enseñó e hizo, testificando con la vivencia de sus propias palabras, escritas en Juan 9:4-5. 4Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. 5Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.
Jon Wesley oraba así: “Dame 100 hombres que no teman a nada más que a pecar, que no deseen nada más que a Dios, que respondan al llamado de fe y transformarán el mundo para Cristo” .
Gracias a la obra de Remar en los cinco continentes del mundo, cientos de miles de almas han conocido a Cristo, siendo arrebatadas del hambre y la miseria, del abandono y la orfandad, del oprobio y las injusticias, la cautividad y las adicciones, la enfermedad y la muerte, sabiendo que nos esperan muchos millones de pecadores atormentados para ser salvados, teniendo la certeza de que a no pocos de ellos vamos a salvar, pero debemos seguir yendo a buscarlos pues si no vienen para ser salvos, vendrán para matarnos, extendiendo el reino del maligno, por no haber extendido nosotros el celestial de Cristo, ni haber establecido su justicia en las naciones, como nos ha mandado el Rey Eterno que hagamos.