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Miguel Díez – El precio de ser un discipulo

El costo del discipulado es éste: Debemos, cada uno, renunciar a nuestro viejo yo para poder abrazar y llegar a ser la persona que Cristo nos ha creado para ser.

Por lo tanto, «despojaos del viejo hombre con sus hechos» (Colosenses 3:9-10), porque «si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas» (2a de Corintios 5:17).

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