Las Escrituras nos dicen que todos afrontamos las tentaciones. 1 Corintios 10:13 dice, “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana.» Tal vez esto proporciona un poco de aliento cuando a menudo sentimos que el mundo está imponiéndose sobre nosotros solos, y que otros son inmunes a las tentaciones.
Se nos dice que Cristo también fue tentado: «Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.» (Hebreos 4:15).