Todos los que queremos seguir a Cristo tenemos nuestras luchas contra la carne. Para algunos las luchas son contra la ira y el enojo, otros luchan contra el temor y la inseguridad, otros contra la duda; pero lo importante no es la lucha en sí sino el resultado de la misma, pues es el resultado de esa batalla lo que nos identificará como cristianos vencedores o como incrédulos perdedores.
Predicaciones
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres. (Colosenses 3:23)
Amar a los demás es hacer algo por ellos. Ama a los demás como te amas a tí mismo. Éste fue el mensaje que Jesús quiso enseñar a una persona que le preguntó quién era su prójimo.
Jesús le contó de un hombre judío que iba caminando de una ciudad a otra, llegaron unos ladrones, lo golpearon y le quitaron lo que tenía, dejándolo casi medio muerto.
"Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención". (Efesios 4:30)
Para entender lo que significa entristecer al Espíritu, debemos primero entender que esto indica que el Espíritu posee personalidad. Sólo una persona puede ser ofendida; por lo tanto, el Espíritu debe ser una persona divina a fin de tener esta emoción.