Una de las maneras más importantes para reconocer la guía del Espíritu Santo, es estar familiarizado con la Palabra de Dios. La Biblia es la fuente principal de sabiduría acerca de cómo debemos vivir (2 Timoteo 3:16), y los creyentes deben escudriñar las Escrituras, meditar en ellas y memorizarlas.